Según la Organización Mundial de la Salud, unos 466 millones de personas en todo el mundo (más de un 5%), padecen pérdida de audición incapacitante. Esta denominación define una pérdida de oído por encima de los 40dB en los adultos y 30dB en los niños, que causan problemas para escuchar una conversación o sonidos fuertes.
Existen varios niveles de disminución auditiva -leve, moderada y grave o sordera profunda- que puede afectar a un solo oído o a ambos.
La mayor parte de personas con este problema residen en países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Sin embargo, esto no quiere decir que los países industrializados, como el nuestro, no se vean afectados por esta dolencia.
¿Qué es lo que provoca la pérdida de audición y la sordera?
Las causas pueden ser congénitas o adquiridas. En el primer caso, la pérdida de audición puede ser heredada o deberse a dificultades durante la gestación o el parto: rubéola materna, sífilis u otras infecciones; bajo peso al nacer; falta de oxígeno; utilización de ciertos medicamentos o ictericia grave durante la etapa neonatal. También los asociados u otros síndromes que son las llamadas sorderas sindrómicas.
Respecto a las causas adquiridas, pueden inducir la pérdida de audición a cualquier edad. Entre las más comunes, destacan la meningitis, el sarampión o la parotiditis; la infección crónica del oído; la otitis media; algunos medicamentos; los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos; la exposición a ruido excesivo de forma prolongada, la exposición a sonidos muy elevados durante actividades recreativas; la degeneración de las células sensoriales causada por el envejecimiento o presbiacusia.
¿Cómo se puede tratar?
La Asociación Española de Pediatría, afirma que 5 de cada 1.000 recién nacidos vivos muestran algún grado de sordera. Un niño que no oye, no puede aprender a hablar, por ello, la detección y la actuación tempranas son cruciales para reducir los inconvenientes de la pérdida de audición en el desarrollo y en el desempeño escolar del niño.
En nuestro país todos los recién nacidos se someten a la prueba de cribado auditivo neonatal que detecta posibles fallos en la audición, para que los pequeños puedan ser remitidos al otorrinolaringólogo de forma inmediata y complete el diagnóstico y tratamiento.
Las personas que sufren pérdida de audición tienen la opción de emplear audífonos e implantes cocleares según el grado de sordera. Asimismo, mediante la reeducación auditiva, el aprendizaje de la lectura de labios y el lenguaje de signos pueden mejorar su situación y alcanzar una comunicación efectiva, aunque hoy se aboga por los sistemas oralistas.
Los seguros médicos disponen de una cartera de especialistas altamente capacitados para el tratamiento de los diferentes tipos de pérdida de audición. Los implantes cocleares solo se realizan en algunos centros muy especializados llamados Centros de Implantes como Clínica Clarós.